Los Juegos Olímpicos de Tokio 2020, clausurados el pasado domingo, han sido descritos por algunos atletas como “los más calurosos de la historia”, debido a un cambio climático que ha llevado al límite a los deportistas y pone en riesgo la celebración futura en verano de este histórico evento
Una de las múltiples imágenes que dio la vuelta al mundo de estos Juegos Olímpicos, se relaciona precisamente con un hecho que es una consecuencia del cambio climático. Nos referimos al momento en que la tenista española, Paula Badosa, abandonaba la Pista 4 del complejo olímpico en silla de ruedas y con una toalla cubriéndole la cabeza debido a una indisposición consecuencia del fuerte calor. No fue la única: mientras revisaba sus puntuaciones, la arquera rusa Svetlana Gomboeva tuvo un golpe de calor con el que se desmayó y obligó a los asistentes sanitarios a retirarla en camilla. Pero estas atletas no han sido las únicas afectadas por las altas temperaturas de la capital japonesa: las escenas de deportistas sufriendo e incluso vomitando tras superar sus extenuantes pruebas fue una constante durante las tres semanas del evento celebrado cada cuatro años y que se postergó a 2021 por culpa de la pandemia. ¿El principal culpable? El calentamiento global.
Y es que las altas temperaturas de Tokio se mantuvieron todos los días desde que comenzaron los Juegos hasta el final, un dato que combinado con la fuerte humedad de la capital nipona creaba un efecto peligroso para la salud que llevó al Ministerio de Medio Ambiente japonés a mantener la alerta roja por calor durante tres semanas.
¿Juegos en otoño?
Conscientes de las dificultades que plantea este problema provocado por el cambio climático, cada vez más atletas y organizaciones olímpicas piden empezar a considerar como posibilidad que los Juegos se celebren en otoño en vez de verano, para evitar los episodios de temperaturas más altas. De hecho, en 1964, mucho antes de que la humanidad fuera consciente de los terribles efectos del cambio climático que este lunes ha vuelto a poner en valor el último informe del IPCC, los Juegos Olímpicos de Tokio de entonces se trasladaron a octubre para evitar poner en riesgo la salud de los atletas.
Sin embargo, la solución debería estar en la lucha climática y no en los posibles cambios de fecha. El mundo tiene que actuar, ya no hay tiempo, es ahora mismo. Mientras los estados y sus gobernantes empiezan a hacerlo, cada uno de nosotros aquí en Costa Rica, empecemos a poner atención a estos temas, busquemos información sobre lo mucho (aunque sea poquito) que podemos ir haciendo y aportando cada cual. Con prácticas muy cotidianas todos afectamos al planeta, tenemos que informarnos para poder contribuir a hacer el cambio que se necesita. Es nuestro mensaje, amigas y amigos de Sinfonola.
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