En la región sureña de Andalucía, España, en el municipio llamado Jerez de la Frontera, sucede desde hace algún tiempo un acto humanitario que ha venido desarrollándose en silencio pero que en las últimas semanas a raíz de la escalada de inmigrantes de Marruecos a España, ha cobrado notoriedad.
Con todo lo que está pasando en Ceuta como telón de fondo, ha quedado al descubierto una historia que llega al corazón, una acción social y deportiva que provoca admiración, llevada adelante por el club de fútbol Alma de África, un equipo jerezano con mayoría de inmigrantes.
En este equipo se utiliza el fútbol como herramienta de integración, como una vía de escape y de salida para personas que han llegado a España en condiciones muy duras y difíciles.
Alejandro Benítez, es presidente del club, gestor de la idea y también el entrenador del equipo, una iniciativa que aprovecha el deporte para salvar vidas, auxiliar al desvalido y darles alma, ponerlos a todos como una gran familia y a luchar por salir adelante.
“Es difícil el momento, más con la pandemia, pero vamos a seguir con nuestra labor deportiva y social”, dice Alejandro Benítez, el hombre que alumbró la idea de Alma de África, un club que hace que el fútbol sirva como integración, como visibilidad de un continente asolado por las guerras, las miserias, las enfermedades, los problemas múltiples, y como herramienta de acogida a aquellos que a nado o de mil maneras distintas, abandonan sus casas, rompen sus familias buscando un futuro que ansían sea mejor.
Es un proyecto de solidaridad muy propio del gestor Alejandro Benítez y de este pueblo sureño andaluz. Hemos leído su historia y decidimos traerla a esta página de Radio Sinfonola para compartirla con ustedes, porque es una buena noticia que se queda en Andalucía, pero que merece trascendencia en estos tiempos necesitados de humanidad, de buenas acciones y de gestos de amor al necesitado.
Vean si es grande la obra social que se hace, que de los 21 integrantes del equipo, 17 son emigrantes, casi todos de África, senegales, cameruneses, de Burkina Fasso, de Mali y de Marruecos, amén de un boliviano. “Algunos están en programas de ayuda de algunas asociaciones, pero muchos no califican para ello por razones de la edad y hay que readaptarlos a la vida normal, tienen, en definitiva, como ellos mismo dicen, que buscarse la vida”, añade el señor Benítez, quien matricula a los hombres en el equipo, los inscribe en el torneo regional de fútbol y participa con ellos en la competencia.
Periodista Marco Tulio Vega.
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